Cuando supimos que era una niña, mamá apenas estaba de tres meses y medio, y aunque aún quedaba mucho tiempo para que nacieras, enseguida nos pusimos a elegir el que hoy es tu nombre.... A decir verdad, ya teníamos hechas dos listas, una con mil nombres de niña y otra con sólo algunos de niño. Y lo que a priori parecía más fácil, por tener más donde elegir, se volvió una tarea complicada jajaja! Si ha esto le unimos que papá estaba a miles de kilómetros en los primeros meses de embarazo (otro día te cuento esta historia...), hasta que no pasaron unas semanas desde que volviera papá no confirmamos lo que yo sabía ya: te ibas a llamar CLAUDIA.
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Siempre me gustó María, pero desde hacía algunos años el que hoy es tu nombre resonaba en mi cabeza, me encanta la fuerza que tiene, su sonoridad y lo bien que queda con tu primer apellido... A papá le gustaba también Martina (influencias argentinas jeje), pero al final Claudia, lo tuvimos clarísimo!!!
Qué felicidad cuando estabas en la barriguita y podía llamarte con tu nombre, me hacía sentir muuuy feliz! Eso significaba que ya quedaba menos para vera verte la carita!
Mamá
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